Mi caricia a la maternidad

Y llegó el gran día, el día de la prueba de sangre, esa que te dirá si estas o no en embarazo! Con tanta ilusión, pero tratando de pegar los pies en la tierra, fui al laboratorio, mi estomago revoloteaba de nerviosismo, tenia todos los síntomas de una menstruación, lo que me aterrizaba aún mas, pero mi amiga pasó por lo mismo y estaba embarazada de un hermoso pequeñín. Listo, sangre en un tubito y a esperar, tic tac, tic tac, los segundos del reloj retumbaban en mi corazón, tic tac, tic tac, que pasen rápido las horas.  Me llamarían, eso me dijeron, pero no sonaba mi teléfono, así que llamé..."Buenas noticias, felicidades, estas embarazada", No lo podía creer, empecé a llorar, de felicidad obviamente, toque el cielo, y no lograba bajarme de ahí. Ahora a esperar la ecografía... Serían dos? mi tía materna tuvo dos, yo podría tener dos... Tic tac, Tic tac, esperar 10 días.

Mi cuaderno se lleno de nombres, de niña, de niño, ilustrados con colores y diferentes caligrafías, mi corazón latía súper rápido de la felicidad, El estaba dichoso, lo habíamos conseguido, nuestro año remataría con nuestra cereza del pastel. Que ganas de gritarlo al mundo, que todos lo sepan, decía yo, pero hay que esperar, ser prudentes, me decía mi conciencia. 10 días, tic tac.

Y llegó el otro gran día, vamos a ver a nuestro bebé, 4 mujeres en la fría sala de espera escucharon mi experiencia, si se puede, deben estar tranquilas, yo lo logré! Me llaman, voy por El, me acuesto emocionada y... "El saco no tiene el tamaño que debe tener! Hay que repetir los exámenes de sangre y la ecografía". Se me cae el mundo, se nos cae el mundo. ¿Qué significa esto? ¿Que repercusiones puede tener?;  me marcho. No puedo volver a donde esas mujeres a bajarles la moral con mis lágrimas. El es fuerte, pero debe estar destruido. ¿POR QUÉ?, ¿Por qué tocar el cielo para caerme tan rápido? ¿Por qué no creces?, ¿Por qué no te desarrollas?
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Fui madre, por unas pocas semanas, sentí que tocaba el cielo, y que lo único que me faltaba, me había sido dado. Subí en una montaña rusa de emociones,  fue el dolor mas grande. Saber que mi embarazo no iba bien me enredo en un sin fin de preguntas, sin respuestas, un serie de reproches a Dios, al destino, a la vida, también me ayudo a tener esperanza, esperanza que lo que está mal, no era mas que un error y que en unos días todo estaría bien, oré, como nunca antes en mis 37 años lo había hecho, me arrodillé de felicidad y luego de tristeza y desesperación, perdí la compostura, lloré sin comprender porque me dolía tanto.


Después de un mes de controles y exámenes, la noticia final, el embarazo no es viable, no se desarrolló el embrión, en algún momento detuvo su crecimiento, hay que abortar! No puedo contener las lágrimas, y El aprieta mi mano, tratando de darme fuerzas, se van mis ilusiones, mi sueño, todos los planes realizados en unas semanas son destruidos, aplastados, desmoronados.

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Tantas veces había escuchado de mujeres que sufrían perdidas de sus embarazos con un mes o dos, y pensaba que al ser tan poco tiempo no sufrían mucho, que era fácil de superar, qué tal vez ni siquiera habían llegado a sentirse madres, que equivocada estaba. Definitivamente es tan fácil hablar o pensar en cosas que no hemos vivido, opinar acerca de lo desconocido se hace tan rápido, pero también de forma tan errónea, que tuve que vivirlo para entender.

Soy una mujer feliz, no quiero que quien lee esto piense que soy una mujer amargada, llena de resentimientos y llorando por cada esquina. Dios me ha premiado con muchas bendiciones, y una de ellas es mi esposo, sin embargo como seres humanos que somos, siempre queremos mas de lo que tenemos, y yo quiero mas, quiero un hijo.

El dolor físico desapareció a los dos días, pero el dolor del alma, la frustración, la ilusión perdida permanece en mi, en mi corazón, en mi mente. Revive cada vez que la gente me cuestiona ante mi negación a la maternidad, revive cada vez que me arrodillo en la iglesia a pedir a Dios compostura y entendimiento, porque es lo único que de mi corazón sale en las oraciones, ya no me atrevo a pedir por un hijo, porque la ilusión perdida duele mas que la pérdida física. Pido porque mi matrimonio sea fuerte y sobreviva este duro proceso, pido para seguir siendo amada por mi esposo pese a que no logro cumplir uno de nuestros sueños, pido paz y tranquilidad para mi mente y mi corazón. Con esto no digo que me he dado por vencida, sigo luchando y deseándolo, pero mantengo mi cerebro buscando la tranquilidad y la felicidad en lo que SI tengo, porque pese a la ausencia de un hijo, recibo y doy mucho mas amor de lo que otras personas tienen.



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